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La expresión



Si intentamos llegar a la presencia de una obra de arte, tenemos que imaginarla como un “todo” para comprenderla. Lo que el artista incorpora en su trabajo no puede pasar desapercibido por el observador. Es propio del hombre el querer definir lo que ve y entender por qué lo ve así. Con esto busca enfatizar y reforzar los principios y las relaciones que lo llevaron a interpretación.
La teoría del pensamiento visual no quiere reemplazar la intuición, sino intensificarla y mejorarla.

Al ser aceptada la presencia directa y general del pensamiento visual, hicimos más completa nuestra descripción y forma de ver las cosas naturales y hechas por el hombre.
Cuando abrimos los ojos a las capacidades de cualquier elemento vemos cómo son portavoces del sentido expresivo. Las cualidades se experimentan en el sonido, así como el olfato, la vista, etc. Su elección como parte de la composición musical no es pura casualidad, sino producto de un análisis. Dicha elección refleja el comportamiento de la mente humana de forma muy exacta.
La expresión viene a ser entonces los modos de comportamiento de los objetos o sucesos perceptuales. La información que proporcionan las expresiones sólo puede ser interpretada a través del pensamiento intelectual.

La tarea de expresar un contenido a través del recuerdo o memoria que se tiene de una imagen se realiza mediante un esquema y un tema. Al aplicar todos estos conceptos en plano musical es que podemos comprender cómo la composición aspira a corporizar una idea que se encuentra en la mente del artista.

Es muy importante, tanto en la música como en cualquier otra arte, recordar que la obra pretende expresar. Sin esta idea no podríamos ver la riqueza de la composición.
El tema representado nunca es pura casualidad, ya que mantiene una correlación exacta para personificar el tema abstracto.

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