Toda obra tiene una carga dinámica, pictórica, entre otras, que debe ser tomada en cuenta antes de ser convertida en palabras para analizarla. Por ejemplo, el lenguaje puede usar muchas veces la metáfora para describir fuerzas visuales como si fueran mecánicas.
Hablar de movimiento cuando uno se refiere a pintura, escultura, arquitectura o fotografía es obviamente metafórico. En la música se puede decir que la situación es un poco diferente. El oyente sabe que cuando se habla de “movimiento” no está ante una verdadera locomoción, sabe que no está cambiando de posición ni lugar pero sí es conciente de que la letra de las canciones o lyrics tienen un desarrollo (coro, coda, estrofas) que ocasiona una respuesta dentro de su propio cuerpo.
Hablar de movimiento cuando uno se refiere a pintura, escultura, arquitectura o fotografía es obviamente metafórico. En la música se puede decir que la situación es un poco diferente. El oyente sabe que cuando se habla de “movimiento” no está ante una verdadera locomoción, sabe que no está cambiando de posición ni lugar pero sí es conciente de que la letra de las canciones o lyrics tienen un desarrollo (coro, coda, estrofas) que ocasiona una respuesta dentro de su propio cuerpo.
Hoy en día ya no podemos ver lo que hace el artista

Cada artista utiliza sus propias ideas o almacén de imágenes - como menciona Alvin Toffler en su libro “La tercera Ola” – para componer. Más allá de las fantasías personales, se puede esperar que cause lo mismo en las otras personas. Este es, en realidad, el objetivo base: transmitir la experiencia personal y darle vida nuevamente a través de la compresión que se logra en el otro. No es una transcripción de la experiencia detalle por detalle, sino una analogía que puede estar muy lejos o muy cerca de la semejanza real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario