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Trovadurías

Hay muchas formas de transmitir un mensaje, sin importar que se trate de un discurso hablado o cantado. La literatura y la poesía son claros ejemplos de que para retratar una realidad, que por lo general reside en la imaginación, a veces se necesita más que la objetividad. Y es de esto de lo que se vale la trova: dibuja una realidad en la mente de las personas que la escuchan, apoyándose para ello en melodías tranquilas.
La nueva trova es distinta a la contemporánea, no sólo en sus letras sino también en la música. Los primeros trovadores tienen un estilo muy propio – esto ha de entenderse como local – mientras que los otros tienen un estilo cosmopolita. En las siguientes entradas se tratará de explicar estas diferencias con ejemplos de trovadores que todavía conservan vigencia, no sin antes aclarar algo. Si nos basamos en el concepto sacado de la street, un trovador vendría a ser una persona que toca música para viejos – si es que él no es un viejo. En todo caso, la trova es vista como algo lejano, aburrido y a veces hasta horrible cuando, en realidad, es todo lo contrario. Para este caso, y como proposición personal, trovador será llamado a todo aquel músico que con su música cuente historias. Tan simple como eso.

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